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Carta número última a mi amante no correspondido

Irónicamente, en el vacío es donde me siento más segura, en la indiferencia.
Quizás porque allí no peligro de ojos negros y caricias idealizadas.
No temo futuras visiones de ambos abrazados cuando, en realidad, existen miles de kilómetros inmateriales hasta llegar a ti.
Millas y millas hasta llegar a tu boca y morderla, así como lo he hecho noche tras noche en la cama aunque no tú no lo hayas presenciado, así como lo quiero hacer si no es que consigo controlar lo que me quema.
Aquello que me incendia es, al mismo tiempo, aquello que me apaga.
Es lo que me lleva a mirar a la nada siguiendo, así, el círculo vicioso.

Labios y Cerveza

Viernes noche, buena compañía con especial mención a la cerveza. Murmullos y gritos que suenan al compás del ritmo nocturno. Besos que saben a sal y abrazos que saben a limón. Culpa del tequila, por supuesto. Sin dudas, sin remordimientos, solo el traqueteo de sus manos sobre la barra mientras espera su turno. Yo también espero el mío, de hecho. Llevo mucho esperando, esperándole, queriendo morder, queriéndole morder. Y sin embargo sus labios tan sólo pronuncian palabras o susurros que acompañan la música de fondo, la cual decidí sería la nuestra. Y aunque tú no lo sepas, aunque tú todavía no lo sepas, tú eres la canción que me sigue sonando cuando apaga el ruido.


Gracias

Es bonito saber que tienes a muchas personas a tu alrededor, que todas y cada una de ellas apostaría por ti sin dudarlo ni un solo segundo. Es bonito, sí, pero es mentira.
A lo largo de la vida encontraremos personas y personas. Gente que viene, gente que va, gente que vuelve -o lo intenta- o simplemente gente que aún sigue haciéndose de rogar. Miles y millones de momentos que traen y que se llevan consigo guardados junto al equipaje. Pero, por desgracia, no todos esos momentos serán pura alegría y lo más probable es que no dejen buen sabor de boca. Ellos partirán e irremediablemente será dejando una gran huella a su paso. Sin embargo, esos momentos, esas personas son las que realmente ayudarán a saber qué es lo que quieres en esta vida, cómo lo quieres y con quién -y con quién no- vas a compartirlo. Por eso y por muchas otras cosas, gracias a todos porque aunque no lo hagan por mí, yo sí sé por quién apostar. 

Vueltas y vueltas hasta marearme.

Me gustaría saber que a veces no pienso en ti, que la mayoría de ellas no quiero pensarte. Me gustaría que no aparecieras 12/7 de las 14/7 que en teoría debería ocupar en otras tantas cosas. No es el tiempo que queda sino el que pasa. Impaciencia, nervios, miedo, mucho miedo. Soy un montón de inseguridad y un puñado de anhelo. Por supuesto, todo en vano. También soy muchas noches en el techo de mi habitación y en el suelo de la ducha. Y tú también lo eres, aunque no lo sabes. Y sin embargo.

Aun vivo con la esperanza de que gires la cabeza y notes mi presencia. Con la esperanza de lo hagas realmente. Aun sigo sonriendo cuando hasta el mínimo detalle, ya sea una forma de andar o de mover la cabeza, hace mi cuerpo vibrar. Aun sigues dándome la fuerza que necesito y que no quiero cuando intento rendirme, cuando ya ningún motivo queda. Inconscientemente, claro. No sabes cuanto te odio por ello.

Y sin embargo.