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Adiós 2011, hola 2012.

Bueno. Ya se acerca la hora. Fin de año. La gente corre. Nervios. ¿Como será el próximo año?
Es lo que nos preguntamos todos. Todos pediremos un deseo. Nos propondremos algo que obviamente, dejaremos de cumplir. Pero lo que cuenta es la ilusión. Pero, ahora echemos una vista atrás. Desde principio de año, deseé que todo fuera mejor. Ser más fuerte, hacerme más mayor. También quise encontrar a alguien especial. Cosa que no conseguí, por cierto. Pero, supongo que todo llega. Quise poder dejar atrás a las personas falsas, esas que te amargan la vida. Disfrutar con las que de verdad te quieren. En este año, en este gran 2011, me han pasado cosas, muchísimas cosas. He ido viendo como tenía que olvidarme del chico al que quería. La desilusión me ha podido. Pero, he salido adelante. Me he ido de fiesta con mis amigas. He bailado hasta no poder más. He visto como una simple cena, podía significar una gran reflexión para mi. Me he dado cuenta de que cuanto más confies en alguien, más daño te hará. He tenido muchas conversaciones profundas. He descubierto quién de verdad lo vale, y quién no. Que no merece la pena calentarme la cabeza por alguien que me trata como a la mierda. He conocido a muchas personas, que sinceramente son increíbles. Lo he pasado mal, he tenido los malos momentos. Pero, han habido muchísimos buenos. He caído pero he sabido levantarme. He aprendido a asumir mi responsabilidad. He ayudado al que lo necesitaba y he hecho reír al que lloraba. He aprendido que el amor no es tan bonito. Que los chicos a mi edad solo van a lo que van. Y que cuando de verdad encuentre el amor, sabré que este chico lo vale de verdad. Y de tantos príncipes, todos han resultado ser sapos. Pero el dicho lo dice, después de tantas ranas, siempre habrá un príncipe. Quizá no vaya a ser el príncipe azul con la que todas soñamos. Pero estoy segura de que me querrá de verdad. He vivido experiencias horribles. Me he preocupado muchísimo. Y he descubierto que no todo es tan bonito como parece. He sido demasiado buena. A pesar de lo que deseé sigo siendo la de siempre. Y lo que no voy a dejar es que nadie me cambie. Por eso en este 2012, deseo poder disfrutar hasta el último segundo. No voy a perder más el tiempo, no voy a volver a ser la muñeca de nadie. Y quién no le guste, que no mire. Porque me encanta hacer reír a la gente. Y si por eso me llaman loca, me da igual. Exactamente igual. Este año voy a pasar de todo, y disfrutar con mi gente. Y esque aun nos queda por vivir muchas cosas, muchas más experiencias. Conocer más gente. Bailar. Irse de fiesta. Querernos a nosotros mismos. Y no dejar que nadie nos cambie. Aprovechar para emendar vuestros errores. Ser felices. Enamorarse, caer y volver a levantarse. Porque ese es el sentido de la vida. Porque este año es nuestro año, y  solo me queda por decir una cosa. Vivirlo.

Un vestido de flores y unos zapatazos.

- Ainara, cariño. ¿A donde vas esta noche?
- Me voy a dormir a casa de Marta mamá.
-Vale, prepárate la ropa.
-Eso hago.-
Si quereis que os sea sinceros. No, la verdad es que no íbamos precisamente a dormir. Ainara y Lena esa noche se iban de fiesta. Hace no mucho que pasó lo de thomas, y estaba harta de quedarme en mi casa. Aunque lo único que necesitaba era la compañía de mi mejor amiga. Pero ella se empeñó en que fuéramos. Pero, ¿y qué cojones? ¿Qué mejor forma de celebrar mi soltería que irme de fiesta? Lena decía, sólo iremos por educación. Pasamos, saludamos, bailamos un poco y nos vamos. Pero, a pesar de todo seguía siendo ella, la rebelde Lena. La amante del peligro, esa morenaza que tenía por amiga. Si había algo que se atreviera a comparar con la escalada, eso era irse de fiesta. Ella nunca se negaba. Castigada o lloviendo, o hasta con una pierna rota. Ella nunca descansaba. Y ahí estaba yo, la pobre y tímida Ahinara. La verdad, nunca me gustó llamar la atención. Cuando iba junto a Lena, era ella la que siempre hacía que la gente la mirase a su paso. Pero, aun así. La quería. Desde que thomas me dejó, ella ha estado a mi lado cada segundo. Lo que no he dicho es que me dejo por una rubia, vale, yo también era rubia, pero no era tan, tan guapa. No soy ni alta, ni baja. Más bien soy, soy un palillo. Era como el paraguas que siempre necesitas, cuando llueve. Mis pensamientos ahora se cortaron. No sabía que ponerme. Había pensado en un peto rojo que me había comprado hace poco. Junto con las egipcias, o unas bailarinas. Entonces algo cruzó mi mente. Y decidí que no, que estaba harta de lo normal, de lo plano, de lo largo. Entonces busqué en mi armario. Como me imaginaba, nada. Suspiré. Entonces cuál relámpago atravesé el pasillo de mi casa corriendo hasta la habitación de mi hermana. Oh sí, ella si que tendría lo que buscaba. Y ahí estaban. Los vestidos más cortos y ceñidos que puedas imaginarte. Desde el blanco hasta el negro. Desde el salmón, hasta el pistacho. Como decía mi hermana, toda una variedad. Decidí coger un vestido con un estampado de flores. Algo ajustado y corto. Como acostumbraba mi hermana. Nunca me hubiera atrevido a vestirme tal cosa. Pero, el amor hace locuras. O, como en mi caso, el desamor. Con el vestido en mano, fui hacia los zapatos. Precisamente esa noche pensaba ponerme unos tacones de aguja, los más altos que tuviera. Y, como pensé, de esos no faltaban. Cogí unos negros, que por cierto eran bastante altos. Me permití dudar sobre si podría andar sobre esos enormes, como llamarlos, ¿zapatazos? Pero bueno, me daba igual. Ya todo me daba igual. Pensaba en bailar hasta que me dolieran los piés. ¿Emborracharme? Quizá. Thomas estará allí. ¿No lo mencioné? Iba a disfrutar de lo lindo. Esa noche nadie me pararía los pies. Porque quién se atreviera a intentarlo, se llevaría un buen pisotón de mis, ¿zapatazos?.
Naces, creces y mueres. Desde un punto más objetivo, así es la vida de un ser humano. Pero mirandola de otro lado, no es así. Sabemos que la vida de una persona está llena de obstáculos, demasiados, de caídas, de metas, de superación, de sentimientos, de sufrimiento, aunque también de alegría, de sorpresas, de monotonía, de cambios, y muchas otras cosas. También existe aquello a lo que llaman amor, que puede ser capaz de mover montañas, que supera todas las murallas que le pongas y mucho más. Sabemos que cada persona es un universo, y en un solo país peden haber más 50 millones de universos. Todos con sus ideales, su originalidad, sus defectos, sus cualidades, sus manías y obsesiones, y, sobretodo, cada uno con su propia forma de ser. Pero, desde hace un tiempo las personas han estado abandonando su propio uníverso, casi podríamos decir que su propia alma, para vivir  en el de otros. O,como suelen decir, dejan de tener personalidad. Ya no son ellos mismos, ya no hacen lo que quieren, es como, dejar de vivir, es como si no tuvieras las riendas de tu destino, como si no pudieras escribirtelo tu sola, sino que otras personas lo decidieran por ti. Es como si los demás te dijeran qué tipo de vida llevar y como vivirla. Como si no fueras el dueño de tus decisiones. Por suerte, aun quedan persnas, que sí tienen esa chispa de originalidad, que las diferencia. Tampoco la vida es  justa para nadie, esta suele tratar mejor a las malas, que a las buenas personas. Parece que aquellas que merece la pena conocer, pasan desapercibidas. En esta sociedad tienes que seguir un lema, jode o te joderán. Por tanto, aquello que nos dice que la vida consiste en nacer crecer y morir, no sabe que falta una palabra, y esa palabra es...
Vivir.

Tiempo de soñar, de reír, de recordar, de amar, de volver al pasado, de vivir el presente, tiempo mágico, nostálgico, bonito, hermoso. También de disfrutar, de recordar todo por lo que hemos pasado durante este año. Ese en el que hasta el más mínimo detalle, o la más mínima palabra hace de eso, un universo. En el que necesitamos sentirnos queridos. Ese tiempo en el que necesitas estar rodeada de quién te quiere. De tu gente. Tiempo para enamorarse, también para sufrir. Para pedir que tus sueños se hagan relidad. Tiempo de sonreír, de besar, de reír. Tiempo de Navidad.


Los sentimientos. Aquellos que tanto nos confunden. Algunas veces son buenos o malos, raros o normales, alegres o tristes, grandes o pequeños. Pero yendo al grano, hay de todo.  Así como en este mundo hay personas cada cuál con sus cosas. Una forma de ser, un estilo, diferentes ideas. Pero en el fondo,  todos iguales. Hemos sufrido, llorado. Tal vez de tristeza, tal vez de felicidad. También tenemos nuestras pequeñas dudas, pequeñas inseguridades. El hecho de crecer nos asusta, de que todo esto acabe. Queremos vivir la vida, a nuestro ritmo y de la forma que queremos. Nos guiamos por los impulsos. Hemos probado la dureza del suelo y la brisa de la felicidad acariciando nuestro rostro. Hemos tenido un amor que ha marcado nuestro corazón. Quizá algunas miran la vida del lado positivo, y otras del lado negativo. Por eso nadie es superior a nadie, ni mejor ni peor, nadie. A la persona que se sienta pequeña, sola entre un mundo de gigantes. Piensa que hay muchas personas que ahora mismo se estarán preguntando lo mismo que tú. Por eso alegra esa cara, porque como tu sonrisa, ninguna.

Falsas, falsas around the world.

A ver cariño, si no te caigo bien, me lo dices. Que tranquila no te vuelvo a dirigir la palabra. Pero es que no es solo a mi, te has metido con las que quiero y con las que me apoyan, y no me da la gana de que te creas superior, mejor que yo, por ser o más guapa, o más delgada o lo que quieras. Si necesitas meterte con alguien te metes con tu perro. No voy a negar que no me ha jodido, pero ya lo dice el dicho " por un oído me entra y por otro me sale". Si ya lo sabía yo que no te caía bien, que para lo único que me quieres es para lo que te conviene. Y no eres solo tú, esque es medio mundo. Siempre todo se lo piden a la tonta, pero esta tonta se harta y está hasta el capullo de ello.

Y tú, ¿qué piensas del amor?'


¿No has estado nunca enamorada?¿No has sentido ese tan conocido sentimiento llamado así? A mi me gusta pero no me gusta. Cuando  empieza, todo es bonito, maravilloso, ese cosquilleo que sientes al verle, esa sonrisa que te derrite pffff, te gustaría que se deteniese el tiempo. Y sí, se hubiera podido detener. Luego llegan los momentos de dolor, llega la persona que no recuerda que tres son multitud. Los celos, las dudas. Todo se complica. Y te dan ganas de mandarlo todo a tomar por culo. Y es entonces cuando recuerdas cuando todo empezó, recuerdas esa risilla nerviosa que se te escapaba al verle. Los ojos, benditos ojazos. Como te hubiera gustado volver atrás, que se parara el reloj justo en el instante donde tu corazón se derretía.  Son tantos sentimientos confusos. Cuando estás enamorada, escuchas canciones, muchas. Y “casualmente”, todas te recuerdan a él. Sientes como que todas las canciones van dirigidas a vuestra historia. Sueñas todas las noches con un paseo por la playa de la mano.  Cuando te enamoras es como si no existiera un mañana, no existe ningún pensamiento ajeno a su persona. El amor es algo bipolar, duele, pero enamora, eres feliz, pero a la vez triste. Llega un momento en el que empiezas a desear no haberte enamorado de esa persona. Pero, en el fondo, no te arrepientes. Ni mucho menos, piensas que ha sido lo mejor que has podido hacer en la vida.

¿Te acuerdas?

De cuanto tú y yo éramos algo más. Cuando tus labios encontraban los míos. De cuando mi mayor adicción, era tu sonrisa. Esa chispa mañanera que me daba energía para todo el día. Cuando me conocías más hasta de lo que yo me conozco a mi. Cuando todos los días me regalabas una palabra cariñosa, que iba de la mano con esa mirada que hacía derretirme. Cuando todo era más fácil, cuando me sentía guapa, feliz. Cuando sabía, que lo nuestro lo podía todo. Cuando eras la razón de mi existencia, mi manera de vivir. ¿Te acuerdas? ¿No, verdad? Pués yo tampoco.